Los congresistas somos ciudadanos, y como tales, tenemos que acatar las mismas disposiciones que el resto de ciudadanos en este estado de emergencia. Ello hace que no sea posible que nos reunamos para el normal funcionamiento de las comisiones de trabajo y el

Pleno del Congreso. Desacatar la medida transmitiría un mal mensaje a la opinión pública - la cual está haciendo grandes sacrificios en estos días de encierro - y pondría en riesgo nuestra salud y la de nuestras familias.

Sin embargo, la democracia necesita que el Parlamento funcione. Es necesario para un correcto balance de poderes, para la colaboración con otras entidades públicas, y para asegurar que la voz de la ciudadanía sea tomada en cuenta en las decisiones de gobierno.

¿Qué hacer ante esta paradoja? La Bancada del Partido Morado ha decidido presentar un proyecto de ley de mi autoría que permite la realización de sesiones de los órganos de gobierno del Congreso (Consejo Directivo, Comisión Permanente, Comisiones de trabajo y pleno) de manera virtual. De esta manera aprovechamos las herramientas que nos brinda la tecnología para poder cumplir con las funciones encomendadas por el pueblo.

En estos días de reclusión en casa los congresistas del Partido Morado ha aprovechado estas herramientas para tener productivas reuniones de trabajo. Lo mismo se puede hacer a nivel del Congreso. Y en esa línea avanzan Parlamentos de América Latina y Europa.

Vivimos una situación atípica de emergencia que requiere de sacrificios y soluciones creativas. Las instituciones y las autoridades tenemos que dar lo mejor de sí para estar a la altura de los inmensos retos que tenemos por delante.