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En política, los gestos son tan importantes como interpretables. Sin embargo, por ahora, estamos en un tira y afloja. Por un lado, el Congreso de la República no da pie a que se desarrolle un debate sobre la propuesta de adelantar las elecciones generales. Por el otro, el Ejecutivo se mantiene incólume.

Sin embargo, en este punto ciego podemos notar algunos gestos de la oposición y del oficialismo. Por ejemplo, el presidente del Legislativo, Pedro Olaechea, invoca al jefe de Estado, Martín Vizcarra, a trabajar una “agenda conjunta” por el bien del país, y añade que no le tenga miedo a gobernar.

Asimismo, contribuyendo a estos gestos, la titular de la Comisión de Constitución, Rosa Bartra, pasa por alto las propuestas de algunos de los integrantes del grupo de trabajo para exonerar la semana de representación a fin de ponerle énfasis al debate de la propuesta de ley de recorte del mandato congresal y presidencial.

Fuerza Popular no muestra un franco interés en analizar la propuesta de Martín Vizcarra. Ya dijo Héctor Becerril, durante la primera sesión de Constitución, que nadie puede ponerle plazos al Parlamento, contraviniendo de paso la “agenda conjunta” planteada por Pedro Olaechea al Mandatario.

A este planteamiento “naranja” se le suma el partido aprista, que no está dispuesto ni siquiera a considerar el adelanto de elecciones. Incluso, en una forma de revivir a las huestes de Haya de la Torre, han visto la oportunidad perfecta para mover a sus masas, debilitadas tras los últimos resultados electorales.

Interpretaciones y gestos son muchos, aunque no vemos ni medio centímetro de avance hacia uno ni otro lado político. “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, reza un viejo adagio; la pregunta es ¿para qué lado?

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