¿Cómo se afilia uno al SIS? ¿Quién tiene derecho a afiliarse al SIS? ¿Qué pasa cuando un afiliado al SIS cumple la mayoría de edad? ¿Cuándo debe acudir uno a la posta y cuándo al hospital?

Las respuestas a estas preguntas son de importancia fundamental para todos aquellos que no tienen la posibilidad de afiliarse a un seguro de salud privado, para quienes el Estado precisamente ha creado el SIS, y entiendo son el escalón fundamental para acercarnos a una cobertura universal de salud.

Pero a juzgar por la enorme cantidad de casos de personas que tienen un total desconocimiento de lo que podrían ser las respuestas, me queda muy claro que éstas deben existir, pero no han sido adecuadamente difundidas. ¿Es importante que lo sean? 

Por supuesto que sí, y muchísimo Más allá de las deficiencias y falencias que pueda tener nuestro sistema de salud, su complejidad exige que los usuarios tengamos un mínimo -diría más bien cabal, conocimiento sobre cómo funciona éste para poder acceder a sus beneficios.

Y es que las debilidades del sistema de salud se potencian cuando los usuarios no tenemos las herramientas para saber dónde o cómo atendernos. En ese sentido, es necesario que se ponga mayor énfasis en mejorar el conocimiento que tenemos los pacientes sobre nuestros derechos básicos en salud, y cómo acceder a ellos.

Esto nos conviene a todos. Una interacción informada entre paciente e institución optimiza la efectividad y eficiencia del sistema de salud, en beneficio principalmente de sus usuarios.

De poco sirve que el gobierno invierta esfuerzos en mantener los presupuestos del SIS acordes con las necesidades de la ciudadanía (situación posiblemente hipotética, pero óptima) si en paralelo no se aboca a informar a la ciudadanía sobre cómo acceder a estos servicios, situación que se torna tanto más importante en estos tiempos de pandemia.

No podemos continuar permitiendo que se pierdan vidas, recursos y esfuerzos por falta de información.