El pasado lunes, 15 de enero, en la conferencia de prensa luego del Consejo de Ministros, el titular de Salud, César Vásquez, anunció que el gobierno había decidido poner fin a los descansos médicos obligatorios para pacientes que hayan dado positivo a COVID-19 leve.
“Un trabajador con síntomas COVID leves podrá ir a trabajar, obviamente con el uso de la mascarilla. Con todas esas medidas que conocemos pueden seguir sus labores de trabajo sin ningún problema”, dijo Vásquez ese día.
El mensaje que el gobierno da a los trabajadores con esta decisión es que importa más la producción que la salud y que si no puedes acceder a un médico para que certifique tu estado, debes trabajar a pesar del diagnóstico.
Sí, gracias a las vacunas, el COVID-19 ha dejado de ser una epidemia para volverse una endemia y que debemos aprender a convivir con ella, pero hay un punto que no se considera en la norma técnica presentada tras el anuncio del ministro: un trabajador enfermo, así tenga síntomas leves de cualquier enfermedad, no solo covid, no es ni la mitad de productivo que uno sano.
Entonces, ¿cuál es el razonamiento para obligar a un enfermo a desplazarse hasta su centro de trabajo, con todos los riesgos que esto conlleva, si no podrá cumplir su labor a cabalidad?