En la política, saber cuándo retirarse es fundamental, especialmente cuando las capacidades físicas y mentales se encuentran claramente limitadas. El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tras anunciar su renuncia a la candidatura presidencial el pasado domingo, es un claro ejemplo de ello.
La conducción de un país requiere el pleno uso de todas las facultades. Un líder que no se encuentra en óptimas condiciones físicas y mentales pone en peligro la administración del Estado. No se trata de discriminación por edad, sino de garantizar que aquellos en el poder estén en condiciones de tomar decisiones importantes para el bienestar del país.
Este mismo problema se evidencia en Perú, donde políticos de avanzada edad resisten a jubilarse. La presencia de figuras como Hernando de Soto y del indultado Alberto Fujimori a no retirarse es preocupante. De Soto, por su avanzada edad, y Fujimori, tanto por su edad como su deteriorado estado de salud debido al cáncer, son casos donde la permanencia en el escenario político es irresponsable.
Persistir en la vida pública pese a limitaciones no solo es un acto de irresponsabilidad personal, sino también una falta de consideración hacia el país. La política debe ser un espacio para los más aptos, no solo en términos de experiencia y conocimiento, sino también en cuanto a salud y vitalidad. Invitar a nuestros líderes mayores a retirarse dignamente, en lugar de aferrarse al poder, es una muestra de respeto hacia ellos. La retirada a tiempo es un acto de sabiduría y patriotismo.