En la entrevista que concedió el ministro de Educación Rosendo Serna a La República publicada el 7/1/2021 sostuvo que se va a flexibilizar la jornada escolar limitada a 4 horas en los colegios urbanos y que se delegará más autonomía a los colegios para que decidan sobre el retorno a la presencialidad plena. La cita de los párrafos principales es ésta: “La meta es que en marzo debe iniciar el año escolar y las clases en presencialidad. Para la zona rural, con mayor presencialidad y en la zona urbana, con el análisis y la autonomía que hay que darles a las instituciones educativas. Yo no le puedo dar una receta a una escuela como si el país fuese un estándar. La problemática en cada una es producto del análisis del contexto. Lo que hay que hacer es fortalecer la autonomía, pero generar la normativa para que las UGEL den asistencia técnica y un monitoreo permanente”… “Estamos revisando la normativa, hay que flexibilizarla. Hay que permitir que la comunidad educativa decida en temas internos. No se puede legislar como si todas las escuelas sean iguales”.

Ojalá hubiéramos escuchado la exigencia de la presencialidad hace un año y medio. El punto de partida debería ser que los colegios deben estar abiertos lidiando con la pandemia y no que los colegios deben estar cerrados hasta que termine la pandemia. Y en cuanto a valorar la autonomía escolar, llega 40 años tarde. Los niños y jóvenes estarían hoy en mucho mejores condiciones académicas y mentales. Ahora solo falta convertir las declaraciones en normas escritas. Eso nos dará una mejor idea del peso real del ministro Serna.