En los últimos días, transcendió en medios que los sindicatos de la empresa estatal e ineficiente Petroperú señalaron a las empresas privadas como los responsables de que la producción de petróleo se situara en 40,000 barriles por día, frente a los 80,000 o más de períodos anteriores. Si bien es cierto que los números oficiales de Perupetro confirman tal desempeño, habría que determinar a qué obedece dicho resultado. Como es lógico, toda actividad productiva requiere de inversión para crecer, para generar, para producir; ya que, sin inversión, los resultados serían cada vez menores. En el caso del sector hidrocarburos, particularmente en lo que se refiere a la producción de petróleo, en los últimos 10 años, las inversiones anuales en exploración y explotación cayeron fuertemente. En el primer caso, pasaron de alrededor de US$ 500 millones a US$ 2 millones; mientras que en el segundo, pasaron de US$ 1,000 millones a US$ 300 millones. ¿A qué se debería esta situación? A fines de abril de este año, Semana Económica publicó un informe en el que participaron principales actores del sector, quienes expusieron sus preferencias por redirigir sus inversiones hacia otros países de la región, debido a los desincentivos y la falta de estabilidad jurídica que adolece el sector. Son largos años en los que los extensos tiempos de obtención de permisos de exploración y tramitología vienen afectando la inversión, producción y competitividad del mercado peruano de petróleo. Ya entre los años 2012 y 2013, Carlos del Solar, director de ComexPerú vaticinó lo que representaría la Ley de Consulta Previa (2011) y la serie de exigencias para las industrias extractivas formales: “…es una trampa… sacar adelante un Estudio de Impacto Ambiental de un pozo petrolero puede tardar hasta cuatro años…”. Así, en cuanto a las discrepancias por los lotes petroleros de Talara, además de adjudicarse vía licitación, habrá que sumar cambios regulatorios que incentiven la inversión en el sector.

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