La Organización de las Naciones Unidas - ONU, consagra cada 27 de junio, como hoy, a relievar el enorme valor de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mypes) para el crecimiento y el desarrollo de un Estado. Es una celebración que debemos destacar de manera trascendente dado que se trata de uno de los sectores de la población económicamente activa que todo el tiempo están produciendo y generando riqueza personal y para las familias, y en consecuencia, para la sociedad y el Estado. El hombre es por naturaleza un ser social transformador de su propio hábitat con el objeto de conseguir su progreso y el de su familia y eso es realmente admirable.

En el Perú se calcula en más de 11500 micro y pequeñas empresas a nivel nacional y a pesar de la pandemia no se han doblegado; es verdad que hubo malheridas, otras convalecientes y la inmensa mayoría, dada su capacidad de resistencia e innovación, han sabido superar el impacto de la enfermedad, preservándose y saliendo adelante. Nuestra Constitución Política (1993) consagra que “La iniciativa privada es libre” y que en ese marco “Se ejerce en una economía social de mercado”.

Lo recuerdo porque hay quienes creen erróneamente que el artículo 58° de la Carta Magna está hecho para los ricos o para aquellos que cuentan con capacidad adquisitiva y eso no es así. Lo que busca la norma jurídica constitucional es que todos, sin excepción, tengamos la oportunidad de poder hacer empresa y conseguir las ganancias que nuestros esfuerzos lo permitan.

El problema es que se ha creído que la empresa es sinónimo de explotación o lucro abusivo y aunque es verdad que en muchas sociedades pocos ricos amasaron riqueza a costa de muchos pobres, nos olvidamos de que la creación de la riqueza no es un derecho exclusivo ni excluyente de los ricos, sino que está inscrita en cada ser humano en la calidad de atributo inherente e inmanente.

La ley, por el denominado iusnaturalismo o derecho natural, que es el mayor legado de la Ilustración (S. XVIII) y de la Revolución Francesa (1789), garantiza el derecho humano y por igual de todos los ciudadanos a la creación de empresa y jamás debe ser cuestionado y mucho menos arrancado. El Estado debe ser siempre el mayor promotor y facilitador de las mypes porque éstas son realmente el verdadero motor para arrancar a los pueblos del subdesarrollo.