El gobierno del presidente Francisco Sagasti ha cumplido apenas un mes de gestión, y en estos días lleva en sus manos dos papas calientes que tiene que saber enfriar sin pérdida de tiempo. Por un lado, está el incremento de casos de coronavirus sin vacuna a la vista; y de otro, la toma de carreteras protagonizada por trabajadores agrarios que rechazan que el Congreso haya devuelto el proyecto de modificación a la Comisión de Constitución.

Ayer por la mañana el mandatario anunció la cancelación por dos semanas de los vuelos procedentes de Europa, lo cual está muy bien. Sin embargo, el gran problema va más allá por el incremento de casos de coronavirus en el país, la escasez de camas UCI, los reclamos del personal de salud y, sobre todo, la incertidumbre respecto a la llegada de la vacuna. Todo esto se da en las fiestas de fin de año, con incontrolables aglomeraciones en zonas comerciales.

El nuevo gobierno tiene que hacer las cosas bien, a diferencia del desastre sucedido durante el gobierno de Martín Vizcarra. Las cifras no mienten. Los 37 mil fallecidos en nuestro territorio y el casi millón de contagiados tienen que haber dejado alguna enseñanza. ¿Podrá hacerlo la administración del presidente Sagasti? ¿El gobierno de transición será capaz de marcar la diferencia respecto a lo visto hasta el nueve de noviembre último?

Mientras tanto, el régimen afronta nuevamente la toma de la carretera Panamericana, en Ica y La Libertad. El riesgo es que esta situación se mantenga hasta que el Congreso apruebe la nueva Ley de Promoción Agraria, y que hasta entonces tengamos a cientos de personas varadas y viendo frustrados sus intentos por llegar a sus destinos en los días previos a la Navidad. De mantenerse esta medida de fuerza, ¿se enviará a la policía a restablecer el libre tránsito?

Los buenos gestos del presidente Sagasti ya son bastante conocidos, pero falta mostrar decisión y severidad, si es necesario. El actual gobierno tendrá las riendas del país hasta julio último y tiene que demostrar que está a la altura del inmenso reto, especialmente en tiempos de crisis como los actuales. Estamos hablando de miles de vidas en juego por la pandemia; y de la segunda toma de carreteras en menos de un mes. Algo se tiene que hacer.