Keith Herman e investigadores de la Universidad de Missouri han descubierto que los altos niveles de estrés relacionados con el trabajo afectan al 93% de los docentes. Analizando los perfiles de los profesores por nivel de estrés, capacidad de enfrentar situaciones complejas y niveles de agotamiento (“burnout”) encontraron que solo el 7% de profesores tienen bajo nivel de estrés y alta capacidad de lidiar con las tensiones de la vida escolar. Y que, a más estrés, menor desempeño académico y mayores problemas de conducta de sus alumnos comparados con sus pares a cargo de profesores de mejor perfil docente. (Keith C. Herman y otros. Empirically Derived Profiles of Teacher Stress, Burnout, Self-Efficacy, and Coping and Associated Student Outcomes. Journal of Positive Behavior Interventions, 2017; 20 (2))
Esto significa que más que fijarse en dotar de recursos para materiales y equipos escolares, o procurar diseñar un mejor currículo, es el cuidado de la salud mental de los profesores lo que tiene mayor efecto en el mejor desempeño de los alumnos y la reducción de sus problemas de conducta.
Esto supone que si los administradores y padres promovieran interacciones positivas con los maestros y les dieran más tiempo para prepararse y capacitarse para realizar sus trabajos, además de crear redes sociales de apoyo para que no se sientan aislados, lograrían mejores desempeños docentes.
Siendo así, se requieren estrategias y consideraciones de clima escolar colectivo a fin de atender la salud mental de los profesores para así garantizar su óptimo desempeño y continuidad en la profesión.