Desde el gobierno de Juan Velasco arrastramos nefastas recetas económicas que han demostrado ser un fracaso. Creer que el país necesita empresas del Estado, aumentar el gasto público para enfrentar las crisis económicas mediante el uso de deuda o reservas y exprimir con impuestos a los trabajadores formales son tres de los caminos que conducen al fracaso económico. No lo digo yo, sino lo dice la historia y los indicadores económicos y sociales. El desastroso gobierno de Velasco empobreció y endeudó al país, pero la resaca económica la sentimos en los 80′s con la peor crisis de nuestra historia. Sorprende que profesionales y destacados burócratas no recuerden sus clases de historia contemporánea.
La economía del país está enferma, hay que reconocerlo. Está enferma porque desde el gobierno de Humala el aparato público no deja de crecer, está enferma porque PPK no fortaleció el modelo ni generó más inversión privada, está enferma porque Vizcarra no reactivó nada y empezó la maquinita de bonos no focalizados de forma irresponsable, está enferma porque Pedro Castillo espantó a la inversión minera y destruyó la poca tecnocracia responsable que había en el Estado, está enferma porque Dina Boluarte no está haciendo nada para liderar este país.
El país ha perdido el rumbo, hemos abandonado los postulados del ajuste estructural y de nuestra Constitución con los cantos de sirena de la caviarada y la izquierda. Hemos seguido irresponsablemente medidas para compararnos con los países OCDE, cuando el Perú todavía no ha resuelto sus problemas básicos. Nos hemos dormido en nuestros laureles mientras otros países han aprendido de sus errores. El Perú necesita repetir y repetir que: La única forma de volver a crecer es con más inversión privada, más empleo, menos endeudamiento y menos burocracia