La inteligencia de los Estados se expresa en la manera como revierten sus déficits usando todas las opciones disponibles en el mundo para salir adelante. La revista Semana de Bogotá trae una muestra en su columna “Australia, aliado de Colombia para ser el país más educado de América Latina en 2025” (22/11/2017).
Para Australia, la educación es el tercer producto de exportación, después del hierro y del carbón, y su primer producto de exportación en servicios, generando entre 2015 y 2016 $15 mil millones. Tiene 3 de las mejores 20 ciudades estudiantiles del mundo, es el noveno país en el sistema de ranking de universidades -por encima de Alemania, Nueva Zelanda y Japón- y el tercer destino con más estudiantes extranjeros del planeta, después del Reino Unido y Estados Unidos, incluyendo miles de colombianos. De allí que un acuerdo de cooperación amplia y sostenida con Colombia, respetando sus particularidades, puede traer enormes beneficios.
Las áreas de cooperación abarcarían el aseguramiento de la calidad educativa, un marco nacional de cualificaciones, el reconocimiento y la convalidación de títulos, facilitar la movilidad y el financiamiento estudiantil, el diseño de programas educativos y de capacitación a docentes que respondan a las necesidades rurales del país, y el fortalecimiento de los lazos entre universidades e investigadores, apoyando las alianzas ya gestadas entre la Universidad de Queensland con varias colombianas en Medicina y Veterinaria, así como la Monash con la de Antioquia para el programa de eliminación del dengue, que ha sido exitoso en India y Vietnam.
¿Y el Perú?