Cuando en 1985, Tina Turner a sus 46 años, aparecía vestida con una minifalda rojo intenso en la ceremonia de los premios Grammy, ella presumía de una segunda vuelta, de un regreso exitoso que ni ella misma lo había imaginado, por eso, defendía orgullosa nominaciones importantes para “Private Dancer”, un álbum que significaba su revancha a la vida.

Publicado un año antes por Capitol Records, el disco la regresaba del silencio con temas que incluían a compositores como David Bowie (1984), Lennon y McCartney (Help), Marc Knopfler (Private Dancer), Al Green (Let’s Stay Together) y la cereza de la torta de Graham Lyle y Terry Britten, “What’s love got to do with it” que en algún momento fue rechazado por Sir Cliff Richard y Donna Summer. Tras ganar todos los premios, Anna Mae Bullock, recordaba así un pasado que le trasladaba a tiempos de una infancia difícil, el rechazo de su madre, la discriminación, sus inicios en el rhythm and blues y su unión musical con Ike Turner.

El polémico músico que se convirtió en su pareja artística y sentimental, además fue un hombre que abusó y explotó de ella en medio de giras y aplausos, que en esos tiempos se escondían tras bambalinas; de eso no se hablaba. A medida que crecía la figura de Tina Turner, su aplomo en los escenarios, su estilo que la llevaba a ser un referente, ella se sentía perdida y sin salida, hasta que le dio la vuelta a la desgracia y tomó las riendas de su destino.

Dijo basta y con poco menos que la plata que llevaba en la cartera, decidió empezar de nuevo cansada de un hombre que hasta la hizo pensar en el suicidio. Hoy que la llamada “reina del rock and roll” partió los 83 años, en su casa en Suiza, no solo hay que recordar a una cantante que fue una auténtica influencia en el mundo de la música, también hay que celebrar la historia de una mujer que se convirtió en un ejemplo para millones en el mundo.

La intérprete de voz potente, enérgica, de piernas atemporales, reafirmó que cuando se quiere, no importa la edad para empezar de nuevo cuando se sabe que hay talento de por medio. Tina sin miedo ni culpa, mostró su mejor momento artístico a una edad en la que se piensa que ya no hay mucho que ofrecer, ella al contrario, lo mostró y lo dio todo. Su muerte nos recuerda con tristeza que nos estamos quedando sin esas divas que marcan vidas, aunque su música quedará como legado, ese que no tiene fin.