Los rusos, luego de dejar sin piso a los estadounidenses, con el reconocimiento de iure de las dos provincias separatistas ucranianas del Donbás -Donetsk y Lugansk-, se imponen sobre occidente con el derecho creyendo muchos que los harían con las armas.

La desesperación de la diplomacia de los demócratas con Joe Biden a la cabeza, que ahora llama a una reunión diplomática, es una de las menos efectivas en la historia de la política exterior de los EE.UU. Vladimir Putin, que no es santo de mi devoción, se dio cuenta del flanco vulnerable del presidente Biden, dedicado inexplicablemente en las últimas semanas a solamente amenazar a Rusia, le dio vuelta a la página y ahora con solo firmar un decreto de reconocimiento de la referidas nuevas repúblicas, sus tropas ingresan en esos territorios, sólo que ya no lo es bajo la imputación de una invasión como estaba esperando la Casa Blanca.

Es verdad que EE.UU. igual va a proceder a materializar una avalancha de sanciones económicas contra el gobierno de Putin, pero la suerte del país más poderoso del mundo en este asunto está echada. Desde el comienzo EE.UU. sabía que jamás colisionaría militarmente con Moscú y queriendo ganar con la intimidación y la disuasión internacionales, verse sin piso podría costarle todo políticamente a Joe Biden.

Solamente miremos el salto con espada desenvainada de Donald Trump que le enrostrará su absoluta falta de manejo de la política internacional pues luego de la malísima retirada de Afganistán con sabor a derrota, recordando la de Vietnam en 1975, la situación en Ucrania coloca a Washington en una de las posiciones más complicadas en décadas. No existe un derecho internacional único o verdadero desde la óptica del poder mundial, es decir, mientras EE.UU., la Unión Europea y hasta las Naciones Unidas sostienen que los referidos reconocimientos rusos son marginales al derecho internacional, lo más probable es que Putin con su lobazo ministro de asuntos exteriores saldrá a decir que ellos cuentan con la ley de su parte. Visto así sin que nadie cuente una verdad absoluta, Putin procederá a hacer efectivo su plan de seguir desmembrando a una Ucrania que, debiendo mirar geopolíticamente hacia Moscú, vuelve su legítima mirada hacia la OTAN, es decir, hacia Europa y EE.UU. pero con un costo muy alto.