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Alfredo Thorne ha quedado mal parado. Sale a denunciar que Nadine Heredia hacía y deshacía en el MEF, y el atarante humalista lo doblegó. Solo son sospechas, murmuró con el escándalo en las primeras planas, contrito. La declaración contra la jefa nacionalista vino acompañada de adjetivos y graves diagnósticos del premier Zavala contra la gestión humalista. Tanto brinco en el gobierno ppkausa para que el Presidente diga que el suelo está parejo. La bulla, fundada a decir de los resultados económicos del quinquenio pasado reportados por el propio Thorne, vino luego del voto de confianza otorgado por los fujimoristas.

El aparente retroceso podría parecer que lo hicieron solo para contentar a los naranjas y sacarles el botón verde. De otra forma no se entiende del todo el desayuno de PPK con Alonso Segura, sin la presencia de Thorne. Hubiese sido ideal que él también esté, me admite el ppkausa Juan Sheput. Lo conversado por ambos es hasta hoy un dulce secreto que ninguno ha querido revelar. PPK prefiere que el cadalso de Nadine se instale en el Congreso y no en el gobierno. No es que tampoco sea un descubrimiento que Nadine metía las narices donde no debía. Allí están los jefes de gabinete de Humala: desde Lerner, pasando por Valdés, hasta Villanueva denunciaron en su momento esas intrusiones. Habrá que ver si los congresistas oficialistas investigarán con rigor las consabidas intromisiones de Heredia. No se trata de que la despellejen, pero sí que ella y su marido expresidente nos digan lo mal que se manejó el país. PPK ha heredado una parálisis que él y sus ministros deben curar.

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