La elección del nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo es un tema que debería preocuparnos. El BID es una de las principales fuentes de financiamiento externo del Perú. Ha facilitado 900 proyectos de desarrollo y su portafolio de préstamos activos para nuestro país es de US$ 1.8 mil millones.

Sin embargo, existe el riesgo de un preocupante giro de timón en esta organización. A pesar de que, por protocolo histórico, la presidencia recae siempre en representantes latinoamericanos, esta elección el gobierno de EEUU ha impulsado como candidato a un asesor directo de Donald Trump.

Esto ha alarmado a gobiernos, ex presidentes y especialistas de todo el espectro político en Latinoamérica, Europa, e incluso EEUU. Se teme que el BID pierda independencia y equilibrio técnico, y pase a ser una ficha ideológica de una presidencia que, además, podría estar cursando sus últimos meses. Recordemos que hasta Joe Biden, favorito a ser el próximo presidente estadounidense, ha sido crítico de esta nominación.

Por ello, países como Chile, Argentina y México, junto a representantes de la Unión Europea, han planteado razonablemente que se posponga la elección hasta el 2021. Y están a pocos votos de lograrlo.

En este contexto, la posición que tome el Perú podría ser determinante. Pero, lamentablemente, nuestra cancillería viene ejerciendo nuevamente un papel impasible. El canciller Mario López apenas ha expresado que el Perú sigue considerando cada opción, pese a las numerosas exhortaciones y a que quedan pocos días.

¿Es esta la política exterior que queremos para nuestro país? Urge tomar una postura en este momento crucial. El futuro de la estabilidad regional, y de nuestra recuperación económica, así lo demandan.

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