Si bien Pedro Castillo ganó las elecciones con Perú Libre y tiene toda la potestad de nombrar al presidente del Consejo de Ministros, haría bien en recordar que una vez que fue proclamado presidente de la República dejó de ser un candidato y pasó a encabezar a la Nación. Por ello, tanto el mandatario como el partido de gobierno, deberían anteponer el bienestar de toda la ciudadanía a sus intereses político partidarios, pero ya demostraron que no lo harán pues la designación de Guido Bellido Ugarte como presidente del Consejo de Ministros es, además de una afrenta al país por sus declaraciones filoterroristas, machistas y homófobas, una prueba de ello.
Además, la juramentación de un Consejo de Ministros incompleto es la confirmación de que el presidente no va a cumplir con el compromiso que firmó al pasar a segunda vuelta y se aupará en Vladimir Cerrón para intentar sostener su gestión.
Con estas designaciones, Pedro Castillo, solo y por su cuenta, está cortando los pocos puentes que pueden garantizar la gobernabilidad del país, pues se alejó a quienes podrían traer moderación al Gabinete.
“No lo verán ni como portero”, dijo el Castillo candidato sobre Cerrón. ¿Dónde quedó su palabra de maestro, señor presidente?