La semana que termina, millones de espectadores locales estuvieron pendientes de un especial televisivo dividido en varias jornadas que, por momentos, tuvo algunos elementos de los populares realitys de la pantalla chica, tan criticados, pero sintonizados. El Debate Presidencial organizado por el Jurado Nacional de Elecciones, se nos presentó al mismo estilo de cualquier “show de la realidad” con 18 participantes, cada uno con una personalidad definida, las ganas de ganar la jornada, con tiempos controlados para su intervención y con dos conductores que trataban de manejar el ritmo del espacio. Hasta aquí las similitudes entre uno y otro.

La gran diferencia de la citada propuesta televisiva, con las de entretenimiento, es que esta vez ningún jurado iba a elegir a los finalistas y al posterior ganador. El objetivo del espacio en mención tenía la finalidad de mostrar a los candidatos a la presidencia con sus luces y sus sombras, para que  los ciudadanos despejaran dudas y tuvieran claro a quién elegir.

Pero tal parece que nos quedamos con ese espíritu de reality de competencia, el objetivo esencial del debate, que buscaba identificar propuestas serias para la gobernabilidad de nuestro país se terminó desdibujando. Durante los tres días del desfile de candidatos, más nos causó impacto, quién era el más bronquero, el que hablaba con menos soltura, aquel que sudaba frío, el que se vistió mejor, pero pocos analizábamos lo que decían y prometían esos mismos personajes.

Los “memes” no se inspiraron en los miles de millones de soles que juran nos van a sacar de la crisis sin cuestionar su origen, menos cómo los laboratorios nos darán 40 millones de vacunas así de fácil, o de qué forma el banco estatal comprará las deudas que los ciudadanos tienen en la banca privada. Lo sustancial solo quedó para el análisis de los especialistas, al término del debate, hay una gran mayoría que decidió por un candidato tal cual elige a su guerrero de moda. “Me cae bien”, “es simpático”, “siento que es sincero”, “se viste bonito”, “es antipático”. A una semana de las próximas elecciones tenemos tiempo para revisar planes de gobierno. Recuerden que elegir a un presidente, no es lo mismo que votar por el que mejor imita en “Yo Soy”.