Una reciente investigación ha demostrado que el aprendizaje de los estudiantes y el rendimiento cognitivo pueden verse influidos por reacciones emocionales como el goce, la ansiedad y el aburrimiento. Esto quedó evidenciado en un estudio longitudinal realizado por investigadores de la Universidad de Múnich, la Universidad Católica de Australia, la Universidad de Oxford, la Universidad de Reading, la Universidad de Konstanz y la Universidad docente de Thurgau.

La investigación incluyó evaluaciones anuales de las emociones y logros en matemáticas en 3425 estudiantes alemanes del 5to y 9no grado. Encontraron que estudiantes con mayor inteligencia tenían mejores notas y resultados en los exámenes, pero aquellos que también disfrutaban y se enorgullecían de las matemáticas tenían un logro aún mejor. En cambio, los estudiantes que experimentaron cólera, ansiedad, vergüenza, aburrimiento o desesperanza tuvieron logros más bajos. Específicamente, la investigación sugiere que las emociones influyen en el rendimiento de los adolescentes, por encima de los efectos de la capacidad cognitiva general y los logros anteriores (Pekrun, Lichtenfeld, Marsh, Murayama, Goetz; Achievement Emotions and Academic Performance: Longitudinal Models of Reciprocal Effects. Child Development, 2017).

La conclusión es evidente: si los alumnos inician su vida escolar con un sentimiento de incompetencia y fracaso en matemáticas, eso retroalimentará sus dificultades futuras. Por lo tanto hay que procurar exactamente lo contrario, a contrapelo de lo que usualmente ocurre en los colegios peruanos.