Estemos preparados
Estemos preparados

Lamentablemente la Costa y la Sierra del Perú están en una zona altamente sísmica, igual que todo Chile y sus Andes. Este arco sísmico se extiende desde el sur de Chile, pasando por Centroamérica, México, Estados Unidos, Canadá y Alaska, hasta el este de Rusia, Japón y Filipinas. Con el tiempo, el inevitable movimiento de las plataformas tectónicas genera sismos pequeños, medianos y grandes. Hace cuatro años hubo un terremoto muy grande centrado en Concepción, al Sur de Chile. Ahora acaba de haber un sismo mucho más grande al norte, aguas afuera de Iquique.

Ojalá no nos toque nuevamente un fuerte terremoto. Se lo rogamos todos a Dios. Pero es un tema que está fuera de nuestro control. Entonces tenemos que estar preparados. Una mala señal de nuestra preparación es que hace pocos días la Alcaldía Metropolitana de Lima prudentemente ordenó el cierre de la Costa Verde en caso de que el sismo chileno causara una marea fuerte en las costas peruanas. Felizmente, no ocurrió, pero la Municipalidad de Chorrillos, por su lado, decidió no seguir el liderazgo de Lima. Entonces ya estamos viendo los inicios de un desorden que se debe reprimir con una autoridad absolutamente centralizada en caso de que en el futuro haya un sismo.

Este pequeño ejemplo nos dice que tiene que haber líneas absolutamente férreas e inapelables de manejo de seguridad en caso de sismos y otras tragedias regionales y nacionales. Las emergencias no se discuten: tiene que haber orden absoluto. Felizmente tenemos el INDECI, pero es una entidad que necesita más autoridad y muchos más recursos.

¿Por dónde empezar? Sugiero algunos preparativos esenciales:

1. Sistemas de comunicación por radio para que toda la población pueda estar comunicada sin el pánico y la incertidumbre que ocurrió con el terremoto del sur medio en agosto 2007, cuando los sistemas de telefonía celular colapsaron, no porque se malograron sino por el exceso de demanda y la falta de información generalizada. Todos los hogares deberían tener un radio con batería. En cada manzana peruana debería haber un capitán que tenga comunicación por radio con un centro informativo.

2. El INDECI, que ya tiene algunos centros de suministros básicos, debería tener uno en cada municipalidad del Perú, con agua potable, frazadas, medicamentos esenciales, etc. Estos suministros deben renovarse anualmente, con el apoyo de las municipalidades que tengan recursos significativos.

3. Los colegios deben obligatoriamente tener listas de todos los alumnos y dónde se ubican, para evitar que los jóvenes se queden desamparados y sus padres no los puedan buscar. Los colegios también deben tener en cada caso un almacén con suministros básicos.

4. Un cuello de botella en muchos terremotos grandes del pasado en otros países ha sido la fragilidad del sistema hospitalario. Hace diez años en el gobierno calculamos que casi todos los hospitales públicos de Lima y las otras grandes ciudades del Perú tendrían muy serias averías en caso de sismos grandes. Es fundamental desde ahora empezar el fortalecimiento y, de ser necesario, la reconstrucción de la mayoría de los hospitales del sector público.

5. Los bomberos, un sector importantísimo, pero muy abandonado económicamente, deben recibir una ayuda más importante del Estado, la cual se está dando parcialmente en este momento. Pero no hay duda que ese apoyo es una fracción de lo necesario.

6. Un tema importante en otros sismos ha sido la ayuda internacional y nacional de gobiernos y de privados. Aquí se necesita tener un sistema más organizado que permita la llegada de víveres del extranjero o del mismo Perú, de una manera más organizada. En el sismo de 2007 mucha gente con la mejor buena voluntad traía montones de ropa usada al Estadio Nacional, pero muchas veces fue difícil clasificar estos aportes y hacerlos llegar a los damnificados.

Finalmente, en el caso lamentable de que hubiera un grave sismo, tenemos que pensar en un plan de reconstrucción. El caso de Chile en el año 2010 es un ejemplo que hay que estudiar cuidadosamente, porque fue exitoso. Por otro lado, el caso de Fukushima en Japón nos muestra los peligros de contaminación que pueden ocurrir con terremotos y tsunamis. Y, la reconstrucción en Pisco y en Ica después del terremoto de 2007 también nos ofrece lecciones sobre la dificultad de planificar bien la reconstrucción.

Vivimos en un mundo muy incierto y en el "Arco de Fuego" del Océano Pacífico tenemos que ser doblemente precavidos y preparados. Ojalá no lo necesitemos, pero sí tenemos que estar bien preparados. Hemos progresado y hoy hay más conciencia pública de la que había hace diez años, pero todavía nos falta mucha educación y preparación.