El último jueves, mientras la blanquirroja tocaba fondo y los peruanos explotaban de rabia e impotencia, los congresistas celebraban en el Hemiciclo con gritos, abrazos y aplausos. Como siempre, estos por un lado y la gente por el otro. ¿Y por qué festejaban? Porque se había aprobado el retorno a la bicameralidad, reforma que los pone en carrera para reelegirse en el 2026. ¿Se imaginan “mochasueldos”, “niños”, haraganes, especialistas de la plata fácil, violadores y tenderos también en el Senado? ¿Se imaginan que se repita lo peor de clase política en la Cámara Alta?

No me opongo a la bicameralidad, pero siempre y cuando se conforme con políticos serios y ponderados, de indiscutible calidad profesional. moral y humana, definitivamente autocríticos y llenos de urgencias para salvar al Perú. Solo así se podrá ayudar a resolver los problemas. De lo contrario solo se estaría duplicando la incapacidad, negligencia y corrupción.

Hace muchos años, cuando al vicepresidente de la República, Luis Alberto Sánchez, le preguntaron ¿para qué sirve el Senado?, respondió: “Para la reflexión, para la rectificación, para el perfeccionamiento. Una cámara no es la ujier de la otra. Es una cámara de reflexión y no de genuflexión”.

Es evidente que la reforma no transformará al Perú ni resolverá de inmediato los problemas, pero ayudarán a ser un país más serio y creíble. El problema es que no creo que esto sea posible con los actuales congresistas, cuyo único atributo que tienen es saber manejar su poder, atendiendo solo a intereses personales.

Si bien a estas alturas no sorprende el oportunismo galopante de los congresistas para sacar su tajada de la deliciosa torta que ofrece el Estado, es innegable  además que la aprobación de la bicameralidad y la reelección choca frontalmente con el veredicto de más del 80% de los peruanos que expresaron su rechazo en un referéndum hace algunos años. Este desacuerdo, lejos de ser un mero desliz, subraya una desconexión preocupante entre los representantes y la ciudadanía. ¿Están realmente escuchando los parlamentarios a quienes los eligieron?