Ante la inminencia de que el gobierno de Finlandia pudiera adherir al país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN, la decisión de Rusia ha sido cortar el suministro de energía a este país miembro de la Unión Europea y que tiene límites, además de Moscú, con el Reino de Suecia y con Noruega. Aunque la decisión de Moscú no es propiamente una represalia en el derecho internacional, nadie podría creer que la medida no está asociada a la política de su presidente Vladimir Putin de ir con todo contra aquellos Estados que pudieran fortalecer a la OTAN, que en la lectura de Rusia, es una seria amenaza a su estabilidad y a la preservación de su área de influencia euroasiática. Finlandia, que está rodeado por el mar Báltico en la porción sur del país y con una población que supera los 5,6 millones de habitantes, es verdad que, de confirmarse su adhesión a la OTAN, será una distinta y distante a la que había mantenido en las últimas décadas más bien determinadas por su neutralidad, aunque con el impacto de la fuerza de Moscú que la ha considerado una nación precisamente bajo sus niveles de influencia territorial. Está claro que la medida afectará a Finlandia en lo inmediato, pero no pareciera que será determinante para la vida de sus habitantes o para el desarrollo de la economía. El fondo de la medida confirma que el gobierno de Rusia sigue mostrando su desesperación por no conseguir una victoria sobre Ucrania y más aún por la idea cundida de que hasta muchos soldados rusos habrían sido dispersados por el ejército ucraniano imponiendo la tesis de que la victoria de Moscú se vería cada vez más lejos. Junto a lo anterior, preocupa, eso sí, la actitud reactiva de Putin en el marco de la política internacional del Kremlin respecto de la guerra con Ucrania lo que podría significar una expansión de la conflictividad que nadie quiere. Finlandia, de concretar su ingreso en la OTAN -no es el caso de Ucrania dado que Helsinki ya es parte de la Unión Europea ni de Turquía que se opone abiertamente a su ingreso en la OTAN sin que sea parte del bloque-, encontrará en esta poderosa alianza de seguridad y defensa atlántica una posibilidad para atenuar la amenaza rusa y eso resultará altamente comprensible para un país realmente vulnerable y diminuto si lo miramos y comparamos con el tamaño geopolítico y militar de Rusia.

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