Viajar en las circunstancias de alta tensión que vive como nunca Irak por estos días, debe ser un asunto de meditación profunda para cualquiera, y en la mayoría de casos, con desistimientos hasta esperar mejores momentos; sin embargo, para el papa Francisco no lo ha sido. Su deseo de llegar hasta Bagdad, era una de sus más caras aspiraciones como jefe de la Iglesia Católica. Solamente por hacerlo ha dado un paso adelante a los intentos de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, sus predecesores, que queriéndolo, jamás pudieron lograrlo por la aparición de circunstancias, también difíciles como la que envuelve a la actual visita del papa jesuita a la región de la antigua Mesopotamia. Pero la presencia del Santo Padre tiene relevancia por algunos aspectos claves: 1° Francisco sabe del impacto sufrido por los cristianos iraquíes en los tiempos en que el Estado Islámico, tuvo control de algunos espacios del país como pasó en la ciudad de Mosul que visitará y que fuera escogida por los extremistas para convertirse en el recinto de fundación del Califato que venían pregonado desde su aparición en 2014. El ensañamiento contra los cristianos fue realmente feroz, sumando a la lista de mártires de la Iglesia, a lo largo de su historia de 2000 mil años; y, 2° El interés del sumo pontífice de abrir la cancha para que se produzcan las conexiones con el mundo del Islam chií, donde la enorme influencia del ayatola Mustafa al Kadhimi, es determinante para ese objetivo de acercamientos. Francisco ha llegado hasta Irak con ese propósito de fondo y sabe que la misión no es nada fácil. Con todo lo anterior, no se ha guardado nada, lanzando en sus palabras iniciales, un mensaje de empoderamiento de la soberanía del país sobre todo por la presencia de las tropas de EE.UU. desde que fuera derrocado Sadam Hussein en 2003. En efecto, el Santo Padre, no ha tenido reparos para decir en su mensaje, apenas pisó suelo iraquí, una posición claramente de condena a “la plaga de la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad en la que se ha sumido el país en los últimos tiempos”. Sin duda, Francisco es valiente para haber llegado hasta este país lleno de complejidades, quedándole aún, un día más de visita.