El primer director del diario Correo de Piura era un flaco desgarbado, de apenas 22 años, que llegó con el equipo que reforzó a la planilla de piuranos, que Luis Banchero Rossi acababa de fundar. Ese audaz periodista era Gonzalo Añi Castillo, el primero de un total de 16 directores que ha tenido Correo en sus 58 años, dos de los cuales lo fueron en dos periodos.

Gonzalo falleció ayer al mediodía, en Lima, donde se recuperaba, con los cuidados de su hija, de un ACV que tuvo hace un par de meses. Conversamos unos minutos hace poco, el día de su cumpleaños 80 (19 nov), que siempre acostumbraba a celebrar. Hizo el esfuerzo, apenas se le entendía.

Ayer su hija me contó que será cremado en Lima y sus cenizas, conforme a su voluntad, serán esparcidas en Lambayeque, donde creció, y en Puerto Pizarro (Tumbes) donde vivió los últimos años de su vida y publicó una revista (El látigo), fiel a su estilo ácido y polémico.

Gonzalo fue autor de libros memorables, La historia secreta de las guerrillas, El caso Banchero, Un siquiatra en el diván, que en los años 60 y 70 mostraron cómo se podía hacer periodismo de investigación. Abro el amarillento ejemplar del número 1 que apareció firmado por Gonzalo. En su editorial, colocado en la portada, dice: “Un diario tabloide es como una Colt 45. Un arma peligrosa y fascinante. Y como una Colt 45, puede ser usada con devastadora eficacia tanto para el bien como para el mal. (…) Porque un diario es mucho más que un negocio.

Es mucho más que una industria del entretenimiento. Un diario es fundamentalmente un servicio público (…) Vengan con nosotros cada mañana. Participemos con Correo en esta extraña aventura de la vida”. Descansa en paz, Gonzalo Añi.