En un mundo cada vez más incierto y lleno de sorpresas, es importante desarrollar habilidades humanas que nos permitan adaptarnos a los cambios y enfrentar desafíos impredecibles.
La eficiencia no funciona en un mundo en constante evolución y los expertos temen hacer predicciones a largo plazo debido a la cantidad de sucesos inesperados que han ocurrido en los últimos años.
Siendo así, ¿qué tipo de talentos debemos procurar? Pasar del “just in time” al “just in case”. Por ejemplo, para enfrentar las próximas pandemias. No sabemos cuándo, dónde y de qué tipo será, por lo que no se puede planificar eficientemente para una de ellas, pero sí se puede estar preparados para cualquiera de esos escenarios desarrollando múltiples vacunas para múltiples escenarios sabiendo que no se podrá predecir cuáles se usarán. Es aconsejable la diversificación, la preparación previa, la imaginación, la valentía para experimentar y la capacidad para aprender. Todas ellas son habilidades clave que nos ayudarán a ser más resilientes y preparados ante los desafíos inesperados y no predecibles.
Si embargo, nuestra creciente dependencia hacia la tecnología debilita esa opción. La tecnología nos empuja a lo predecible y estandarizado pero vivir en base a patrones y rutinas socava nuestra capacidad de adaptación y respuesta en un mundo infinitamente sorprendente. Nuestra creciente dependencia hacia la tecnología e inteligencia artificial puede estar debilitando estas habilidades de aquello que queda fuera, que no se puede medir ni programar por lo que éstas deben ser acentuadas a través de la educación.