La designación de Oscar Maúrtua como nuevo ministro de Relaciones Exteriores y la defensa a ultranza de Guido Bellido al frente de la PCM han generado reacciones del secretario general de Perú Libre (PL), Vladimir Cerrón, y de algunos de sus adláteres, que parecen contradecir al presidente Pedro Castillo. “La derecha quiere ganar el Gobierno pese a perder las elecciones”, dijo el fundador de PL. “¿Estamos asistiendo a la derechización del gobierno?”, reforzó uno de sus acólitos.
Estos cuestionamientos han producido que muchos sostengan que PL esté dividido.
La izquierda siempre estuvo atomizada en nuestro país y esta aventura de Cerrón y compañía puede ser lo mismo de siempre. Recuerdo que en los años setenta el líder socialista Ricardo Napurí decía: “Las escisiones son tradicionales en el marxismo. Una organización marxista tiene que luchar porque en su seno conviven diferentes tendencias. La escisión solo es aconsejable porque anidaron en la organización tendencias programáticas o de principios antagónicas. La división es una dramática necesidad”. ¿Estará pasando esto en el partido de Gobierno? No creo que el presidente Pedro Castillo tenga tanto vuelo ideológico y firme liderazgo para explorar una ruta diferente a la de PL. Lo que sucede es que su improvisación es de tal magnitud que los resultados son insospechables. Todo puede pasar.
Las discusiones sobre las disputas al interior de PL pueda que no tengan fin, pero a esta altura resulta estéril ya que lo principal para el Jefe de Estado y su equipo debe ser resolver lo que le afecta al peruano en su día a día. Recuerden que el Perú es “presidencialista”. Aquí el ciudadano vota para que el presidente arregle sus problemas.