No todas las personas que hoy consideran votar por Pedro Castillo lo hacen porque creen en su propuesta socialista. Por el contrario, muy aparte del tema ideológico, estoy segura de que existe un sector importante de la población que solo busca un candidato que represente un cambio y que pueda dar señales inmediatas del mismo.

En ese sentido –en vista de que personalmente, me encuentro en total desacuerdo con Pedro Castillo, Vladimir Cerrón, y lo que representa su propuesta de izquierda– considero que la campaña de Keiko Fujimori debe incluir, para hacer frente a Castillo, algo fundamental. Y eso es el sentido de urgencia. Este tiene que existir como una señal clara de apoyo a los peruanos menos favorecidos que, durante los últimos años, han intentado sobrevivir al desempleo, la enfermedad, y el sufrimiento sin sentirse respaldados por el Estado.

Fujimori tiene que contemplar líneas de acción inmediatas para esta población, plasmadas en propuestas concretas destinadas a ser puestas en marcha apenas tome la presidencia. Propuestas que puedan ofrecer un alivio inmediato a la población que el día de hoy siente que le habla a un Estado sordo.

Estas propuestas pueden incluir, por ejemplo, la reanudación inmediata de los programas de apoyo alimentario directo y la implementación de bonos para los más necesitados, que representen una ayuda mientras la economía se reactiva. Me refiero a un apoyo durante tres, cuatro, o cinco meses, no un pago único.

Todo esto, además, tiene que poder engancharse –tan pronto se instale el nuevo Congreso– con un urgente proceso de reingeniería de la regionalización para asegurar no solamente que los recursos lleguen a las regiones (que, de hecho, están llegando), sino que efectivamente lleguen a los hogares de quienes más lo necesitan.

Esta campaña se trata de atender adecuadamente ese sentido de desesperación que hoy está presente en muchos compatriotas.