Todo gobierno debe estar comprometido mínimamente con el orden democrático y especialmente en responder a los intereses de la sociedad. El gobierno peruano representa lo contrario. Su agenda política no es el bienestar ni el desarrollo del país. Su libreto político responde a intereses ideológicos.
El desenvolvimiento político visceral y provocador del presidente y del premier, están enmarcados dentro de un libreto de odio que divide, al punto de lograr resistencias irreconciliables entre los peruanos. Sus ímpetus en destruir lo avanzado en tres décadas de sucesión democrática, se evidencian sin vergüenza y sin prisa acorde al plan de izquierda continental. Castillo sólo es un instrumento y Torres un soldado de la ideología del odio.
Somos un país multicultural y diverso, ello es aprovechado infamemente por un presidente que en nombre del pueblo enfrenta a peruanos contra peruanos. El pueblo lo conformamos todos quienes hemos nacido en nuestro Perú. Saben que dividiendo destruyen identidad, reducen al mínimo el sentido de pertenencia. Para quienes piensan que La OEA, viene al Perú a adoptar una posición imparcial, el canciller ha informado al presidente del Congreso que la Comisión de la OEA ha solicitado entrevista con todas las bancadas del Congreso. Por estrategia el grupo parlamentario oficialista se ha venido fraccionado y conformando otros grupos parlamentarios, para así tener más presencia en distintas comisiones y órganos del Congreso. Los comisionados de la OEA terminarán escuchando a más voceros del gobierno, es decir vienen a escuchar lo que quieren escuchar.
Corresponde a la oposición democrática unirse, al Congreso separar del poder al peligro del comunismo continental del cual Castillo es un instrumento y para colmo de males corrupto. Quienes hoy otorgan el beneficio de la duda al gobierno, mañana agradecerán a quienes luchamos por sacarlo del poder. Estamos frente al desenlace, semanas decisivas para nuestro país.