Cuando un reclutador de talentos recibe los currículos de graduados universitarios, no tiene idea si las notas del egresado -suponiendo que sean buenas- son resultado de haber llevado cursos exigentes o muy fáciles, con profesores de primera línea o mediocres, producto de investigaciones profundas o un solo trabajo o examen, o inclusive si son resultado de un esfuerzo honesto o plagio. De allí que no se puede saber si el graduado realmente posee las habilidades y competencias que se supone que debe tener. Venga de la universidad que venga, como muestra la experiencia, su desempeño futuro tiene mucho de albur.
¿Qué pasaría si creáramos una especie de ISO-31416 para certificar algunas competencias claves de los egresados que le sirva al mercado laboral como señal de calidad del egresado?
Imaginemos el siguiente escenario. Identifiquemos 5 catedráticos reconocidos en todo el Perú por su solvencia y rigor con los estudiantes a su cargo, que solo aprueban si evidencian que realmente saben pensar y encarar creativamente los problemas relevantes en las áreas de estudio (personalidades de alto nivel equiparable con FOZ, Julio Kuroiwa, Max Hernández, etc.)
Estos cursos los podría ofrecer cualquier universidad o institución prestigiada y reconocida, como por ejemplo Apoyo. Los estudiantes universitarios podrían inscribirse voluntariamente en esos cursos electivos, sabiendo que los que aprueben recibirán un certificado de suficiencia otorgado por esos profesores. Eso serviría al postulante como carta de presentación y al reclutador como referencia A-1
Se los dejo como idea.