Los últimos siete días fueron de cartón lleno para Keiko Fujimori. El sábado pasado protagonizaba y vencía en un debate histórico y cargado de simbología, en el bello pueblo cajamarquino de Chota, que Pedro Castillo convirtió en una cancha hostil para hacer sentir su localía, con barra brava incluida. Pero no esperó la respuesta de Keiko, quien aprovechó la ocasión para mostrar cuánto ha crecido como política. Aplomo, templanza, serenidad, energía, valor y coraje, además de un esperable conocimiento de los grandes temas nacionales, son algunas de las características que mostró al país. Y que evidenciaron la irresponsabilidad de su rival, quien demostró una vez más, que no posee la mínima preparación para un cargo de tan elevada responsabilidad como la Presidencia de la República.

El debate rebozó en simbología. La mujer que caminando sola va a enfrentar al contrincante en tierra de machos ronderos, los mismos que abuchearon cada palabra suya en el debate. Recibió en el camino al estrado un paño de leche, símbolo de maternidad y trabajo típico de Chota, que se la entregó una dama chotana casi con devoción religiosa. Y Keiko se mostró más fuerte que nunca, hablando fuerte y respondiendo preciso. Aunque duela a las feministas socialistas locales, Keiko hizo mucho más por la causa en la hora y media que estuvo en la plaza de armas de Chota, que todas ellas juntas en décadas. Pero nunca la apoyarán. La envidia les aniquila las convicciones.

Al día siguiente, la segunda encuesta de IPSOS ya acortaba la distancia a sólo 9 puntos, sin incorporar el efecto del debate. Ayer viernes, el país amanecía con la tercera encuesta de DATUM y la noticia de que Keiko había rebajado 10 puntos en solo 3 semanas a Castillo. Y a falta de un mes para los comicios. Un mes que inauguró el sindicalista cajamarquino con el aviso de que no va a presentar a su equipo técnico y con toda la imagen de que se toca de nervios con solo pensar en otro cara a cara con Keiko Fujimori.

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