El brutal asesinato de George Floyd inmediatamente encontró culpables en un grupo de policías de Minnesota, incluyendo la condena pública del mismísimo presidente de los EEUU. Sin embargo, las hordas de opositores a su gobierno se lanzaron a un vandalismo a las calles estadounidenses como si a los criminales de uniforme los protegiera el propio Donald Trump. Pero esa gente no escucha ni lo hará. Usaron el abuso policial para armar una protesta contra el racismo que atribuyen a Trump, como si alguna vez EEUU hubiera sido menos racista que hoy. Y encima, sin reparar que la esposa del sujeto que lideró la masacre era de raza asiática, así como lo es uno de los policías que actuaron de coautores del crimen. Es decir, abuso por supuesto que hubo y asesinato también. Pero de ahí a considerarlo un acto racista, es muy discutible, como lo dejó en claro una mujer afroamericana de Chicago que se hizo viral en redes sociales al encarar a una activista blanca, a la que espetó que los que más asesinan a los negros de sus barrios son los de su misma raza. Pero nada de eso importa cuando se trata de cargarla contra Trump, el presidente que más oposición ha sufrido en la historia. Y así, bajo el paraguas de la lucha antirracista, se activó una escalada más para traerse abajo a Trump. Si no se pudo con las acusaciones desde acosador hasta virtual espía ruso, se intentó con el impeachment y le rezaron al coronavirus. Pero sigue en pie, ahí donde cualquier otro hubiese sucumbido hace rato. Y con todo y pandemia, la tasa de desempleo descendió al 13.3% en mayo, lo que significa un aumento de más de 2,500 millones de nuevos empleados respecto de abril. Entonces prueban ahora con una orquestada “movilización” financiada por quienes se la tienen jurada, los mismos que vieron afectados sus intereses en Washington DC por la mano de Trump. ¿Les suena el Deep State? ¡Una vergüenza!