Las redes sociales están dejando sentir su influencia en las tendencias electorales debido a una población cada vez más grande de peruanos con acceso a internet, que según cifras del Banco Mundial se calcula que llega a un 40.2%; y es que una cosa es la campaña electoral en calles y plazas, y otra muy distinta la que se desarrolla en el ciberespacio y que también difiere de la que se refleja en los diferentes medios de comunicación tradicionales.

La posibilidad de expresar un punto de vista en una red social, como Facebook, Twitter o Instagram, ha permitido que se democratice la información y, a su vez, ha abierto el camino para todo tipo de ataques, insultos, apoyos y alabanzas a los candidatos de sus preferencias, convirtiéndose estos medios en verdaderos y sangrientos campos de batalla donde todo vale para descalificar al opositor. Es la libertad de expresión en todo su valor.

Pero separando la paja del grano, las redes han permitido conocer y difundir información que ha servido incluso para tachar candidatos; y sobre todo para viralizar información, fotografías y videos que los medios tradicionales no ofrecen, permitiendo que un espectro mayor de electores se formen un criterio más real de por quién votar.

No es casualidad que los candidatos que han experimentado un crecimiento lento y sostenido en las encuestas sean precisamente quienes mejor han utilizado las posibilidades de las redes sociales. Un claro ejemplo fue la sorprendente aparición de Julio Guzmán, el ascenso de Verónika Mendoza y la tardía capitalización de Alfredo Barnechea en estos medios. En el 2021, las elecciones se decidirán en las redes sociales, ya lo verán.