La semana pasada leí el libro ¿De qué colegio eres?, publicado por el Instituto de Estudios Peruanos. Además de ser un gran estudio sobre la reproducción de la clase alta en el Perú, invita a una reflexión urgente sobre el privilegio.

No solo pone de manifiesto la importancia que factores tan fuera de nuestro alcance como la familia y -como dice el título, el colegio- tienen en todos los aspectos de nuestro futuro, sino que evidencia algunas características de la clase alta peruana que urgen discutir.

Quienes hemos nacido y crecido en contextos privilegiados (me incluyo) solemos subestimar el rol del privilegio en nuestras trayectorias, además de -por lo general- negar la responsabilidad que debería acarrear el ser parte de una élite minoritaria.

No podemos transitar la vida siendo ajenos a las realidades a las que hemos accedido gracias al privilegio. La clase alta peruana necesita, para empezar, hacer un trabajo intenso de deconstrucción para poder contextualizar la verdadera magnitud de estos privilegios insertados en la realidad peruana. Ojo: Haber nacido en un contexto privilegiado o usar tu privilegio para salir adelante profesionalmente no es algo malo. Al contrario, ¡bien por ti! El privilegio no niega el esfuerzo que podemos haber invertido en nuestra trayectoria. Pero reconozcamos que, en buena medida, debemos nuestros éxitos a la suerte de haber tenido acceso a oportunidades que -en un país como el Perú- son inexistentes para muchos.

Dicho eso, la clase alta peruana tiene demasiado por trabajar:

Dejar de mirar hacia abajo. Poner nuestras trayectorias en contexto. Utilizar los beneficios que el privilegio nos otorga para trabajar por construir un Perú con igualdad de oportunidades. Romper la barrera que separa a la pequeña élite del resto del país. Abrir los ojos. Dejar de pensar en el resto como flojos y pobres. Construir. Re-pensar. Inculcar el pensamiento crítico en nuestra futura descendencia privilegiada.

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