Un problema tan delicado como las mafias de políticos corruptos es la inseguridad ciudadana, un lastre nacional que ningún gobierno hasta ahora ha podido darle caza por falta de una buena estrategia o desinterés. ¿Será esta la oportunidad para combatir la delincuencia común?

Durante su primer mensaje como presidente, Pedro Castillo no habló de ninguna estrategia oficial contra la criminalidad. Decir que van a echar a los delincuentes extranjeros no necesita un plan minucioso de inteligencia, como tampoco creer que con el refuerzo de las rondas campesinas estaremos más seguros.

Podríamos pensar que el Ejecutivo no tuvo tiempo para armar un plan contra el crimen, por lo que el juramento de Juan Carrasco Millones como ministro del Interior nos debería entregar más luces de cómo actuará el gobierno contra la delincuencia común, que se ha vuelto incontrolable al mezclarse con ciertos foráneos.

Salir a la calle, perder el celular a manos extrañas, detener al ladrón y verlo de nuevo a sus anchas es una rutina de la que estamos hartos. Alguien no está cumpliendo su función, el Ministerio Público, el Poder Judicial, la Policía o los tres juntos. Y el nuevo ministro lo sabe a la perfección tras su labor como fiscal contra el crimen organizado.

Si de algo se quejan algunos fiscales, como Carrasco Millones, es sobre nuestro sistema de justicia. Y bien haría el flamante ministro a cargo del Interior de intentar reformar la Policía, repotenciarla e innovarla; así como analizar el fracaso de otros gobiernos cuando quisieron agarrar al toro por los cuernos.

Esperamos que la inseguridad ciudadana no sea relegada por otros problemas, como la pandemia y la reactivación económica, porque darle bienestar al país es devolverle la seguridad de sus calles, donde miles de peruanos se ganan el pan.