La famélica oposición tiene en la mira a la Mesa Directiva del Congreso de la República, quiere sacar de la cabecera a Gana Perú y sus aliados -que ya se sirvieron las mieles del poder (legislativo) por cuatro años consecutivos bajo el recetario, dicen algunos, de Nadine Heredia- y, para tal fin, alista el mandil de la candidatura de Luis Iberico, quien, según confesión, está seguro de poder lidiar con la papa caliente que heredaría de la arequipeña Ana María Solórzano.

Y es que la bancada oficialista ha perdido peso inexorablemente en las últimas legislaturas; está anémica, escuálida y escasa de platos fuertes para el cargo, salvo la vicepresidenta Marisol Espinoza, pero ella no es santa de la devoción de la tremenda jefa y, a sabiendas de este desdén gratuito, prefiere -eso cuentan desde adentro- retirar sin mayor ruido su silla de cualquier pretensión política extra con los colores del nacionalismo.

De esta agonía, producto de la impericia partidaria de Heredia Alarcón, busca aprovecharse el empoderado flanco del frente, dominado por comensales bravos como los fujimoristas y apristas, para darle la estocada final al vocero Josué Gutiérrez y compañía. Recordemos, además, que entramos al último año de la gestión de Ollanta Humala y, por consiguiente, se vienen meses agitados, de mucho roce y promesas en perspectiva al sillón presidencial.

Iberico, sin que haya descollado como legislador, tiene como mejor atributo la sensatez, y en tiempo de discursos violentos, diatribas y puyazos como este, resulta una alternativa bien jugada de la oposición, aunque las paredes hablan de que a los “compañeros” no termina de enamorarlos por su dependencia con APP, el partido que, con César Acuña Peralta a la cabeza, los ha dejado sin el electorado del sólido norte. No asimilan que el “chato” de raza distinta siga jamoneándose con eso de que volverá a derrotar al Apra en 2016 y hará llorar otra vez a Alan García Pérez si finalmente resuelve adentrarse en la carrera electoral.

En todo caso, el consenso es que el también periodista puede hacer olvidar las incursiones de Daniel Abugattás (2011-2012), Víctor Isla (2012-2013), Fredy Otárola (2013-2014) y Solórzano Flores (2014-2015) al mando del Parlamento Nacional con un trabajo de cierre menos contaminado por consignas trasnochadas y ceñido a las misiones de fiscalización de los dineros públicos, legislación continua y representación nacional que ordena el voto popular y la Constitución.

Insistimos, el gran error de todos ellos fue olvidar que todo tiene su final y que nada dura para siempre. Que el régimen es de solo cinco años y no puede gobernar juzgando lo que hizo el antecesor. Que Nadine no es eterna, menos ahora que va camino al calvario por la andanada de sospechas y acusaciones que pesan sobre ella y que, según las recientes encuestas, han acabado de sopetón con la simpatía que exhibía cuando no gastaba 115 mil soles en vestidos, carteras, joyas y otros accesorios de lujo.

Pregunta del estribo y en buena onda: Victor Andrés García Belaunde, el popular “Vitocho”, ¿alguna vez llegará a ser presidente del Congreso? Es el habitual candidato, sonríe, calienta cuerpo, va a los medios, convence, pero nunca llega a la meta. No vaya a ser que con el tiempo tengamos que arrepentirnos de haberlo desperdiciado en esa función. Se ha visto casos. De que sabe su negocio, sabe.