El veneno sedicioso de la corrección política es tan poderoso que provoca discusiones bizantinas y bastante cobardonas sobre los límites del columnismo en nuestro país. George Orwell, víctima de la censura, tenía razón cuando sostuvo que “en un momento dado se crea una ortodoxia, una serie de ideas que son asumidas por las personas bien pensantes y aceptadas sin discusión alguna. No es que se prohíba concretamente decir esto o aquello, es que ‘no está bien’ decir ciertas cosas (...) y cualquiera que ose desafiar aquella ortodoxia se encontrará silenciado con sorprendente eficacia. De ahí que casi nunca se haga caso a una opinión realmente independiente ni en la prensa popular ni en las publicaciones minoritarias e intelectuales”.

Esta censura enraizada en lo políticamente correcto tarde o temprano se extenderá totalmente al mundo de los columnistas. Así, personas incómodas al establishment, plumas en ristre que no se conforman con el balbuceo monótono de elites ingenuas, tendrán que batirse en retirada ante el tsunami del relativismo exacerbado. Se trata, por tanto, de una mala noticia que las discusiones bizantinas y bastante cobardonas se apoderan del columnismo peruano. Y es una mala noticia porque en el fondo, las discusiones bizantinas buscan eliminar al disidente y sesgar la opinión pública hacia un modelo concreto de sociedad: el que dicta el consenso liberal-socialdemócrata.

Liquidar el pluralismo equivale a lobotomizar la sociedad. Los columnistas pueden opinar sin mentir y esta es la regla de oro. A mí me parecen despreciables y carentes de talento las columnas de varios pulpines progre-liberales, pero ejercito mi libertad y elijo no leer. Lo otro, eliminar todo columnismo incómodo al establishment es un rasgo claro de despotismo seudoilustrado. Estamos, pues, ante la nueva tiranía de lo políticamente correcto, que se esfuerza en tocar la lira mientras Roma arde. Pobres ilusos. La tragedia es que los hombres del consenso, los imparciales de salón, no saben que tocan la lira y no comprenden que Roma arde.