Todos los estudios económicos indican que el impacto del coronavirus en la economía será peor a la crisis financiera que vivió el mundo el 2008, donde el PBI del Perú cayó de 9% a 1%. Es probable también que este año entremos en recesión, algo que no había ocurrido desde 1998. Los pronósticos más optimistas reportados por Bloomberg son de 0% y los más pesimistas son de -5%. La ampliación del aislamiento social obligatorio hasta el 12 de abril, requiere medidas urgentes para apoyar a los pobres y pobres extremos y planes inmediatos para impulsar los sectores económicos más afectados.

En una primera etapa, con una economía informal de 72,5% (INEI), con trabajadores desprotegidos de medidas como el bono especial de 380 soles, el retiro parcial de la CTS, o el subsidio temporal del 35% del sueldo hasta 1,500 soles, la ayuda directa, a la vena, debe estar enfocada en la seguridad alimentaria de las familias que menos tienen. Esto implica incluso subsidios directos a la canasta básica del Estado en el pago de luz, gas, alquileres— como acaba de hacer Sedapal de prorratear el servicio para los próximos 12 meses—, y organizar un sistema de compra de alimentos a los productores locales, aprovechando que estamos en temporada de cosecha en varias regiones del país. A estos conciudadanos lo que tenemos que garantizarles ya es su existencia mínima.

En una segunda etapa, es vital inyectar liquidez a la economía empezando por los más pobres. COFIDE puede crear un fondo, un capital semilla para el emolientero, el bodeguero, que permita a los beneficiarios por un lado inyectar efectivo para la emergencia y por otro formalizar a quienes reciben la ayuda. Serían créditos solidarios con bonos al buen pagador para incentivarlos en la cultura financiera formal, como ocurre hoy con los fondos de Techo Propio. A las MYPYMEs, COFIDE puede protegerlas reduciendo a siete días el pago de las facturas que estas tienen con el Estado y que hoy demoran 60 y 90 días.

Esta es la ventaja de haber tenido durante varias décadas un modelo económico disciplinado en lo fiscal y económico, con ahorros equivalentes a 18 meses de importaciones, un ratio de deuda externa sobre PBI de 26%, inflación baja, RIN de más de US$ 30 mil millones y un sector público no financiero con ahorros dentro de nuestro sistema financiero por más de S/.110 mil millones (14% del PBI).

Seguridad alimentaria, subsidios directos, protección financiera, créditos solidarios, parecieran palabras extraídas de un modelo económico intervencionista del pasado. Pero no. Son parte del modelo de Economía Social de Mercado que felizmente tenemos los peruanos en nuestra Constitución y que una pandemia horrrorosa como la que vivimos, nos permite ponerla a prueba en todo su potencial.