Los cambios efectuados por el presidente Pedro Castillo en el gabinete ministerial reflejan un golpe directo a Vladimir Cerrón, el líder de Perú Libre, aún cuando el ministro del Interior, Luis Barranzuela, parezca su cuota de poder en un reducido cargo importante.
Castillo ha dado varios golpes en uno. Ha echado del premierato al ahora congresista Guido Bellido, quien era batuteado por Cerrón. Porque es difícil entender que el expremier haya sido tan desordenado mental sin que alguien lo haya empujado cada día al precipicio del desprecio.
El tiro más certero lo ha ejecutado dividiendo la bancada de Perú Libre, al nombrar como ministra de Trabajo a la congresista Betssy Chávez. Ya logró quebrar de manera oficial al grupo que, supuestamente, era liderado por Waldemar Cerrón, el vocero y hermano del dueño del partido oficialista.
Castillo ha logrado de un zarpazo dejar malherido a Cerrón, debilitando a su grupo congresal y teniendo de asalariado (y con mucha información) al ministro del Interior. Ahora, ¿a quién le rendirá cuentas este último, a quien ostenta el poder oficial o a quien lo pierde con el paso de los días?Guido Bellido será la puka descolorada en el Perú Libre de Cerrón, mientras Castillo empieza a carcomer el poder del partido. ¿Acaso en el Legislativo no se van a dar cuenta que conviene más estar con el jefe de Estado? Obviamente, es preferible aferrarse al reducto que les queda para subsistir.
El próximo paso para hundir a Cerrón sería que el Ministerio Público logre aplicar su teoría del delito sobre Los Dinámicos del Centro, comenzando por el supuesto cabecilla. Sería el jaque mate perfecto en pocas movidas. Por ahora no veo a nadie que le haga sombra al dueño del partido, así que no será muy difícil acabar con la rabia.