Muy decidora la columna “Dejemos que los adolescentes duerman lo suficiente: comenzar las escuelas antes de las 8:30 a.m. muestra un trágico desprecio tanto por la salud mental de los niños como por la ciencia” (Let Teenagers Sleep In. Henry Nicholls, NYT, 20 de setiembre de 2018).
El 75% de estudiantes de EE.UU. del 9° al 12° grado no duermen el mínimo de ocho horas que recomienda la American Academy of Sleep Medicine. Eso reduce su atención, memoria y aprendizaje. Aumenta las posibilidades de tener problemas emocionales, pobre estado de ánimo y aumenta la posibilidad de enfermedad mental. Es un factor de riesgo para la obesidad, la diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y el cáncer. También aumenta el peligro de quedarse dormido al volante.
¿Por qué les cuesta dormir lo suficiente? Primero, porque los adolescentes no son alondras de la mañana sino búhos nocturnos, y los nuevos hábitos tecnológicos producen un efecto tóxico con la luz azul de las pantallas que suprimen la secreción de melatonina del cuerpo, hormona que señala la hora de dormir.
En este contexto, para el adolescente levantarse a las 6 a.m. es equivalente a las 4 a.m. para el adulto. Con ello, el cerebro es menos activo en el ciclo de 24 horas. Por eso en el año 2014, la Academia Americana de Pediatría recomendó que las escuelas secundarias y preparatorias no comenzaran antes de las 8:30 a.m. Las secundarias que han hecho caso tienen estudiantes que duermen más, aumentan su asistencia y mejoran sus calificaciones.
Es un tema complejo para los colegios peruanos, pero vale pensarlo.