“Mientras tengamos una prensa fiscalizadora vamos a tener una sociedad y una democracia más fuertes”, dijo ayer el parlamentario Carlos Anderson en el Pleno del Congreso, en el debate del proyecto de ley que propone incrementar las penas por difamación a los periodistas. Creemos que esa es la clave de toda esta polémica generada por algunos congresistas, que, con un afán revanchista, buscan amedrentar a la prensa. Es importante destacar, que cada vez más congresistas entienden que esta iniciativa legal representa una amenaza directa a la libertad de expresión y consecuentemente a la democracia.

Lo propio del totalitarismo y de las dictaduras es que las manifestaciones humanas no tengan libertad y a eso apuntan algunos congresistas, principalmente los de Perú Libre, que actúan de acuerdo a los lineamientos de su líder Vladimir Cerrón, quien alguna vez dijo: “La lucha política ya no está en las reuniones ni en las plazas, es comunicacional. Es invadir todos los canales de comunicación. Debemos contrarrestar y bloquear todo canal de comunicación a nuestros intereses”.  De esto se trata para ellos, ver como enemiga a la prensa que no es condescendiente con sus ideas y su praxis política.

El debate sobre la “ley mordaza” estuvo candente. Pese a que hubo un cuarto intermedio y se postergó la segunda votación para horas más tarde, hubo una buena cantidad de congresistas que coincidieron que la libertad de expresión debe ser irrestricta, sin intimidaciones ni amenazas.

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