En la edición de ayer de Correo Lima hemos dado cuenta, con mucha indignación, que el sobrinísimo Fray Vásquez ha cumplido un año de prófugo de la justicia. Va quedado claro que el gobierno corrupto de su tío Pedro Castillo lo ayudó en un primer momento a escapar. Sin embargo, desde hace cuatro meses hay una nueva administración a la que habría que preguntar qué está haciendo para capturar al engreído del profesor recluido en Barbadillo.

Sería bueno saber si hoy existe la voluntad política desde Palacio de Gobierno y el Ministerio del Interior para dejar que la Policía Nacional cumpla su trabajo de arrestar a Vásquez, quien sabe bastante sobre las andanzas de su tío. Quizá si habla de una vez y los peruanos sabemos en todo lo que estuvo metido, a Castillo se le quiten las ganas de mostrarse como un “perseguido político” o como un “modesto profesor” que no mata ni una mosca.

Esta situación es la misma que la del exministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva, y otro personaje de triste recordación como es el dueño de la guarida de Sarratea, Alejandro Sánchez. Si hasta el 7 de diciembre pasado contaron con “protección oficial” y de un puñado malos efectivos de la Policía Nacional puestos al servicio de la banda liderada por Castillo desde Palacio de Gobierno, ¿por qué no caen hasta ahora?

De Silva, lo último que se supo a través de un programa periodístico fue que contaba con protección del gobierno de Nicolás Maduro y que se encontraba viviendo en Venezuela. ¿Se ha indagado sobre esto? ¿Qué nos dice el Ministerio de Relaciones Exteriores acerca de esta posibilidad? ¿Es verdad que el prófugo recibe incluso un dinero para sus gastos personales? Ojo que tenemos relaciones diplomáticas a nivel de embajador con la dictadura chavista.

Los prófugos de la banda de Castillo no se pueden seguir burlando de los peruanos. Se supone que los ministros del Interior y los comandantes generales de la PNP que permitían que el profesor les ordene que no hagan su trabajo, han pasado a la historia y ya se encuentran ante el Ministerio Público. Por la salud moral del país, este trío de impresentables ya debería estar tras las rejas. Lo que digan puede ser todo un manjar para los fiscales del equipo especial.

Los prófugos de la banda de Castillo no se pueden seguir burlando de los peruanos.



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