Al escribir esta columna, el Congreso había aceptado la renuncia de Manuel Merino, pero todavía no conocíamos al cuarto presidente de la República del último quinquenio. Por tal motivo, un sano ejercicio para los ciudadanos es no olvidar a aquellos políticos que propiciaron esta catástrofe nacional.

Los representantes de las bancadas de Acción Popular, Alianza para El Progreso, Unión por el Perú, Podemos Perú, Somos Perú, Frente Amplio, Frepap y Fuerza Popular son los responsables de la crisis y promotores indirectos de la muerte de dos jóvenes que marcharon contra el presidente de dichos grupos de poder.

Hay dos personajes que debieron haber defendido al país, pero acabaron por ultrajar su dignidad. Se trata de Manuel Merino y Luis Valdez (César Acuña), así como sus partidos, quienes se vieron beneficiados tras la vacancia de Martín Vizcarra. Lo que no calcularon es que la calle les respondería con su desprecio.

Porque la menospreciada calle reconoce a los pillos que intentan aprovecharse de la situación tomando el nombre de la nación: Merino, previo a su renuncia, solo responsabilizó a Vizcarra. Valdez, tras la reunión con la junta de portavoces, dijo lo mismo pero en diferentes términos. Había que aplaudirles por ese desprendimiento de cloaca. Hasta Martha Chávez fue más consecuente.

Estos políticos han llevado al límite al país, pero ahora quieren confundirnos y adjudicarse un resultado que lo consiguió la calle, a esa gente que nunca escucharon. Van a tentar autoproclamarse demócratas, personas de desprendimiento notable, cuando en realidad son unos rufianes que han fracasado en su latrocinio.