La titular del Poder Ejecutivo, Dina Boluarte y algunos miembros del gabinete ministerial, acudieron a la procesión de la patrona y guardiana de la gloriosa Policía Nacional del Perú, Santa Rosa de Lima. El pueblo peruano recuerda a Isabel Flores de Oliva, más conocida como Santa Rosa de Lima, cada 30 de agosto. La presencia de nuestros gobernantes, revela un supuesto carácter religioso, aunque de la fe depositada en el interior de los ministros y de nuestra mandataria, es imposible indagar. Si creen verdadera y fielmente en nuestra santa patrona o si solo “desfiguran el rostro” ante la prensa y la masiva movilización popular, para ser tenidos por honorables fieles y amantes de la justicia y de la verdad, escapa de nuestro razonamiento. Jamás tendremos certeza de la genuina o falsa vivencia interior de cada quién, aunque como advirtiera la irrefutable ley evangélica: “por sus frutos los conoceréis”, podemos sospechar que ni los ministros ni la jefe de Estado, han interiorizado ni las esclarecidas virtudes de Santa Rosa de Lima, ni su conducta moral. Por motivos que no puedo precisar, tengo bajo mi jurisdicción documentos de remotas épocas. Y de mucho remover y de poco dormir, hallé -como si se tratara de un dulce consuelo como respuesta a mi fatigosa búsqueda-, un artículo escrito en 1986 por el crítico literario y expresidente del Senado, Luis Alberto Sánchez. Dice el maestro acerca de Rosa de Lima: “Nadie podría imaginar a Lima sin su adorable santa. No es que fuese doctora como Teresa, ni poeta como sor Juana, sus egregias contemporáneas. Pudo ser la simplicidad encanada, pero ante todo y sin duda era bella y piadosa, doble razón para ser santa y más en Lima”.