A estas alturas de su vida y después de varias obras maestras absolutas que le han otorgado un lugar de privilegio en el olimpo de los directores del cine mundial, Martin Scorsese puede opinar lo que le venga en gana y mucho más de un oficio al que se ha dedicado los últimos 50 años; si alguien sabe todo del séptimo arte, es él. Es así que amparado por esa autoridad que nadie discute, ante una pregunta sobre que opina de las exitosas y taquilleras películas de Marvel, el cineasta dio una respuesta polémica, pero honesta: “A mí parecer están más cerca de los parques temáticos que de las películas tal y como las he conocido y amado durante toda mi vida. Y que al final, no creo que sean cine”. Como era previsible se armó el alboroto y el cargamontón de quienes estimaron que los directores, productores, actores y seguidores de las cintas de superhéroes habían sido humillados. Tranquilos, aquí no hay un ataque del maestro a la variedad de géneros en el cine, ni mucho menos pretende de que lo que le guste a él debe agradarle a otros, él va más alla, no pretender quedar en la anécdota y lo resume en unas líneas en las que tuvo que volver a explicar el por qué de sus declaraciones. “Desarrollé un sentido del cine -de cómo era y como debería ser- que está tan lejos del universo Marvel como lo está la Tierra de Alfa Centauri. Para mí, para los cineastas a los que llegué a amar y respetar, para mis amigos que comenzaron a hacer películas casi al mismo tiempo que yo, el cine trataba de revelación: revelación estética, emocional y espiritual”. Lo que ve peligroso realmente Scorsese, no es que existan las taquilleras y masivamente populares cintas de Marvel, es la poca tolerancia para un cine que no solo propone el mero divertimento. Lo que siente el director de “Taxi Driver”, “El toro salvaje” y “Buenos muchachos” es que el cine de autor poco a poco podría ser desechado por el público que no precisamente se está formando para gozar de una propuesta cinematográfica que solo exija lo elemental para el disfrute. Eso en el fondo es lo que teme Scorsese y su ansiedad ante el futuro se hizo realidad cuando la Paramount abandonó el proyecto de “El Irlandés” porque los costos aumentaban y desconfiaban del retorno de la inversión. Es allí donde entró a tallar Netflix para aportar finalmente los 140 millones de dólares que costó la película. Nuevos escenarios, una industria en constante cambio, solo queda adaptarse para mantener vivo el buen cine.