El presidente Pedro Castillo ha intentado burlarse de los peruanos al dirigirse al país del Congreso y tratar de negar cualquier nexo con la lobista Karelim López, cuando el propio jefe de Estado ha admitido públicamente que la recibió en su despacho y está claro que esta señora organizó su reunión de cumpleaños con mariachis y cuyes, y la fiesta infantil de la hija del mandatario que se realizó en el patio posterior de Palacio de Gobierno, a pocos metros del despacho del profesor.

La relación con Karelim López no es invento de nadie. Allí están las imágenes en que se le ve entrando y saliendo de la casa del pasaje Sarratea. Están los videos cuando ingresa a Palacio de Gobierno y finalmente la propia confesión del mandatario en su fatídica entrevista a CNN, aunque luego al Ministerio Público haya dicho que no la conoce, algo que el presidente Castillo ha repetido ayer desde la sede del Congreso en modo víctima. ¿La oposición y la prensa mienten?

Otra mentira monumental del mandatario ha sido negar su intención de dar una salida soberana al mar a Bolivia o al menos llevar a cabo una consulta popular para eso, algo que además el profesor Castillo defendía cuando era un sindicalista y agitador, y gritaba cualquier tontería con el puño en alto al lado de senderistas. ¿O ya no se acuerda? Esto tampoco es invento de nadie ni una frase salida de contexto. El mundo entero lo ha visto.

Pero en la exposición del mandatario no solo hubo mentira, sino también omisiones y falta de explicaciones. No dijo una sola palabra de su vocación irrenunciable por nombrar ministros impresentables o con prontuario en lugar de hoja de vida. Eso que tampoco es invento de “los grupos de poder” o de los medios, es una verdadera vergüenza y demuestra la escasa capacidad del profesor Castillo para estar al frente del país en un momento de crisis.

Otra omisión fue explicar el rol de los sobrinísimos, a los que la llegada al poder de su tío les ha cambiado la vida por completo, pues de no tener oficio ni beneficio han pasado a circular por Lima con autos de propiedad de proveedores del Estado. Había mucho que contarle al país, pero no pasó nada. Todo fue palabreo, mentiras, plagio y tomaduras de pelo. Que al presidente lo aplaudan Aníbal Torres, Waldemar Cerrón o Isabel Cortez, que para eso están.