Es muy importante perseverar en el análisis y la reflexión constructiva para replicar las buenas prácticas educativas y dejar de lado aquellas que no ayudan a desarrollar políticas públicas de Estado. Debemos crear conciencia sobre la necesidad de abandonar de una vez por todas el mal histórico de querer comenzar todo de nuevo con el inicio de las funciones de un nuevo gobierno o ministro. El Perú no necesita continuismo, sino continuidad con nuevos desafíos, pertinentes y viables, en el marco de gestiones gubernamentales que se caractericen por la apertura, la concertación, la humildad y los resultados. Solo así avanzaremos hacia un sistema educativo nacional de calidad e inclusivo.

Enrique Bernales (2015) puntualiza “lo que diferencia el continuismo de la continuidad, que por cierto no es un juego de palabras, es tener y manejar una posición que exige serenidad, altura de miras, inteligencia de estadista y perspectiva de larga visión y duración; y por encima de todo, honradez y generosidad para reconocer lo que, viniendo de atrás y siendo bueno, hay que darle continuidad como prosecución, en una ruta que abre caminos y que en cada momento en que no se detiene, el país avanza. La continuidad es obra y hacer que no se reinventa cada cinco años, porque camina creativamente con el tiempo”.

En concordancia con lo señalado, he trabajado un libro que se denomina “Militancia Educativa. Cambio y Continuidad”, que busca mostrar de manera panorámica los logros, avances, limitaciones y propuestas sobre la política educativa efectuada en los últimos cuatro años de gestión del sector, desde una mirada descriptiva, crítica y valorativa en la perspectiva de cambios en la continuidad. Agradezco al Fondo Editorial de la UCV por hacer posible esta publicación y a Francisco Miró Quesada R., Agustín Campos, Cecilia Valenzuela y Percy Medina por acompañarme en la presentación de este trabajo este martes 16 de junio a las 6.30 p.m. en la Cámara de Comercio de Lima.