Todo cambio de equipo ministerial se convierte en una oportunidad para revisar políticas y estrategias del sector. Entre las principales deficiencias de las últimas gestiones ministeriales está la ausencia de una agresiva promoción de la autonomía escolar y, más aún, la falta de promoción de la innovación escolar, la mejor opción para dar cabida a la inmensa creatividad del magisterio peruano que está reprimida en la diversidad del territorio nacional.

También es una oportunidad para apuntalar el ausente liderazgo educativo de estas pasadas gestiones ministeriales, cuyos voceros usualmente hablan de infraestructura, presupuesto, evaluaciones y remuneraciones, olvidando que los padres y maestros necesitan pautas sobre crianza, las razones de las innovaciones pedagógicas, el sistema de evaluación, la prevención de vicios, el mundo de la sexualidad escolar; asimismo, pautas sobre el uso y abuso no solo de sustancias psicoactivas, sino de internet, tabletas y teléfonos inteligentes, cómo promover la ciudadanía responsable desde la infancia y cómo incentivar la lectura y las actividades artísticas y deportivas, evitando las competencias a temprana edad.

Debo reconocer que cada equipo ministerial tiene su propia visión, capacidades y limitaciones, y que como ciudadano debo aceptar su rol rector, lo que no me exime de señalar aquello que creo que se puede hacer diferente o de modo novedoso. Ese es el espíritu de mis propuestas, sin que ello implique que se desconozcan los esfuerzos de los ministros para hacer bien su trabajo en función de sus propios credos educacionales.