La gestión de Alejandro Soto como presidente del Congreso va llegando a su fin con un saldo lamentable de leyes muy cuestionadas, pero más allá de eso, lo que termina es un mandato que jamás dio la cara a los medios y por su intermedio a la ciudadanía, en gran parte porque el legislador del partido del César Acuña arrastra muchos cuestionamientos que hace muy difícil que esté dispuesto a comparecer ante los periodistas.

Hemos tenido un titular del Congreso “mudo” que no ha rendido cuentas al país de su controvertida gestión ni ha aclarado los señalamientos que arrastra desde que accedió al cargo gracias a un acuerdo político con otras bancadas que también son responsables de la presencia de Soto en la Presidencia del Congreso, un lugar que le quedó inmenso a quien ni siquiera ha podido explicar la veracidad los grados académicos que ostenta.

Quizá estemos ante una de las peores gestiones al frente del Poder Legislativo a lo largo de nuestra historia, por lo que sería bueno no olvidar a quienes han sido el soporte de Soto, empezando por César Acuña y su partido, que ahora están tratando de postular a otro de sus legisladores como si no tuvieron ellos una responsabilidad por el desastre de legislatura que ha terminado el sábado último.

Nunca más un Alejandro Soto en la Presidencia de un Congreso de por sí desprestigiado y rechazado por la mayoría de peruanos, que aún así merecía algo mejor. Está claro que no hay mucho para escoger, pero cualquiera era más potable que este personaje fantasmal que nos muestra lo mal que estamos en el Perú a nivel de cuadros políticos em “partidos” supuestamente sólidos.

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