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El presidente Pedro Pablo Kuczynski debería tener muy en cuenta el reclamo que le ha hecho Keiko Fujimori el miércoles último, en el sentido de que debería trabajar de una vez y con total energía para resolver los conflictos sociales vinculados a extracción minera que están resurgiendo y vienen generando violencia, tal como lo hemos visto recientemente en Cusco, Loreto y Pataz (La Libertad) y semanas atrás en Apurímac.

Desde mucho antes del 28 de julio último, todos los peruanos hemos sabido que el gobierno que asumía funciones ese día, iba a tener que contar con una muy bien definida estrategia para hacer frente a los conflictos. Ya en el opaco humalismo vimos frenados descomunales proyectos mineros como Conga (Cajamarca) y Tía María (Arequipa). Era urgente comenzar la nueva administración con un plan de trabajo. Sin embargo, nada de eso vemos hasta hoy.

En Chumbivilcas (Cusco), un grupo de comuneros irrumpió ilegalmente en el campamento de minera Constancia, alegando el incumplimiento de un convenio firmado en 2013. Si miramos a Pataz, vemos actos violentos contra la presencia de minera Horizonte por la presunta contaminación de una laguna. En Loreto está el lío en Saramurillo, de donde ya fue expulsado hace pocas semanas el equipo de diálogo del Poder Ejecutivo. No olvidemos al fallecido en Las Bambas.

Mucho se ha quejado este nuevo gobierno de las magras cifras económicas que ha encontrado una vez que tomó las riendas del país. No obstante, debería saber que las inversiones en minería bien controladas y supervisadas por el Estado de acuerdo a las leyes vigentes en materia ambiental, laboral y tributaria, serían un gran impulsor de esas alicaídas cifras, por más que haya sectores de “ambientalistas” que digan lo contrario.

El gobierno de PPK debería dar prioridad a los conflictos sociales que además de frenar las inversiones y generar descontento en la población, dan la imagen de que en el Perú no hay autoridad que ponga orden cuando se toman carreteras, se invade la propiedad privada o se agrade a la Policía Nacional, como acaba de suceder en Pataz. Si no se atienden a la brevedad estas dificultades, no se quejen luego por lo que pueda venir.

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