1. NO apruebo un esperpento político llevado por la corriente mediática ni por el encono que prevalece hoy en el Perú.
2. NO es serio que reformas constitucionales, como las que se someten en el referéndum, se discutan en pocos días solo para salir del paso, sin un adecuado debate nacional ampliamente extendido.
3. NO va a cambiar nada sustancial en la política peruana, ni en el país, con el referéndum. Ni generará mayor crecimiento, ni se reducirá la pobreza, ni mejorará la seguridad ni desaparecerá la corrupción.
4. NO es prudente cambiar radicalmente la actual Constitución solo por razones políticas, y exacerbar ánimos que incentiven ulteriores cambios aún más drásticos y que es el objetivo siguiente de sus consabidos y trasnochados opositores.
5. NO es responsable someter al escrutinio popular cuestiones tan complejas que casi nadie entiende. El ciudadano común no tiene ni idea qué está en juego y votará como mejor le suene un “sí” o un “no”.
6. NO es correcto que el Presidente impulse un referéndum “al guerrazo”, solo para darse oxígeno unos meses y desviar la atención de los problemas reales.
7. NO debió el Ejecutivo sacar el referéndum bajo amenaza de un cierre del Legislativo camuflada bajo el eufemismo de la “cuestión de confianza”.
8. NO debió el Congreso tramitar sumariamente el referéndum solo porque le ganó el miedo, convirtiéndose así en cómplice de este bodrio de “reforma”.
9. NO me parece que un Presidente de reemplazo, no nacido en las urnas, aunque legalmente apto, impulse atropelladamente reformas que requieren otro tipo de músculo democrático. Más aún cuando la credibilidad democrática del país está en la mesa de discusión.
10. NO quiero convalidar a un régimen que se ha ido alineando a una camarilla de privilegiados que son virtualmente intocables para todo efecto. Por todo esto votaré cuatro veces NO.